jueves, 2 de junio de 2011

PRODUCTOS DE LA PRIMERA SESION



1.      ¿QUE ENSEÑAMOS CUANDO ENSEÑAMOS HISTORIA?

·         SE BUSCA QUE EL ALUMNO REFLEXIONE Y ANALISE LOS PROCESOS  HISTORICOS, PARA QUE COMPRENDA QUE COMO SER SOCIAL FORMA PARTE DEL TIEMPO Y EL ESPACIO.

2.      ¿CUALES COMPETENCIAS ESTAMOS DESARROLLANDO EN LOS ESTUDIANTE?

·         ESTAS COMPETENCIAS SON BASICAS EN EL PERFIL DE EGRESO EN SECUNDARIA, EL DESARROLLO DE ESTAS COMPETENCIAS, LE PERMITIRAN A LOS ESTUDIANTES RESPONDER ANTE SITUACIONES DE SU VIDA PERSONAL Y SOCIAL.SE DEBEN DESARROLLAR LAS SIGUIENTES COMPETENCIAS:

v  COMPETENCIAS PARA EL APRENDIZAJE PERMANENTE
v  COMPETENCIAS PARA EL MANEJO DE INFORMACION
v  COMPETENCIAS PARA EL MANEJO DE SITUACIONES
v  COMPETENCIAS PARA LA CONVIVENCIA
v  COMPETENCIAS PARA LA VIDA EN SOCIEDAD.

3.      ¿COMO SE RELACIONAN CON LAS PLANTEADAS EN EL PLAN DE ESTUDIOS?

·         ESTA COMPETENCIAS BRINDAN A LOS ALUMNOS LA OPORTUNIDAD DE UTILIZAR ELEMENTOS DEL CONTEXTO ESPACIAL Y TEMPORAL PARA ANALIZAR PROCESOS HISTORICOS RELATIVOS A LA CONVIVENCIA, ASÍ COMO LA POSIBILIDAD DE ADOPTAR UNA PERSPECTIVA PERSONAL.

4.      ¿PARA QUE APRENDER HISTORIA?

·          ES IMPORTANTE APRENDER ESTA MATERIA PORQUE NOS AYUDA A COMPRENDER LOS PROCESOS HISTÓRICOS DE MÉXICO Y EL MUNDO. ADEMAS DE QUE PERMITE ENTENDER QUE PERTENECEMOS A UNA NACIÓN MULTICULTURAL Y REFUERZA EL SENTIDO DE IDENTIDAD.


5.      ¿TU MANERA DE ENSEÑAR HISTORIA SE PARECE A LA QUE USARON TUS MAESTROS EN LA EDUCACION BASICA?
·         REGULARMENTE EN LA EDUCACIÓN BÁSICA LOS MAESTROS QUE YO TUVE SIEMPRE UTILIZARON LA MISMA METODOLOGIA, DICTABAN Y CONSTANTEMENTE UTILIZABAN LA RESOLUCIÓN DE CUESTIONARIOS Y A LA FECHA ESTE MÉTODO CONTINUA SÓLO QUE ALGUNOS PROFESORES DE HISTORIA HACEN USO  LAS TIC’S. 




“La historia es la disciplina del auto-conoci­miento humano El valor de la historia, con­siste en que nos enseña lo que el hombre ha hecho y en este sentido lo que es el hombre”.

El relato histórico como discurso de identidad
Una función de la historia es la de dotar de identidad a la diversidad de seres humanos. Dotar a un pueblo de un pasado común y fundar en ese origen remoto una identidad colectiva, es quizá la más antigua y la más constante fun­ción social de la historia. Pues también permite tender un puente entre el pasado y el presente, el relato histórico establece una relación de parentesco con los antepasados próximos y lejanos, y un sentimiento de continuidad en el interior de una nación.
La historia y el conocimiento de lo extraño y remoto
Estudiar el pasado supone una apertura a otros seres humanos. Nos obliga a trasladarnos a otros tiempos, a conocer lugares nunca vistos antes, a familiarizarnos con condiciones de vida que difieren de las propias. La historia nos lleva al encuentro con seres que habitan culturas extrañas y de ese modo nos incita a reconocer otros valo­res y a romper las barreras  fabricadas por nuestro propio entorno socia. El oficio de historiador exige una curiosidad hacia el conocimiento del otro, una disposición para el asombro, una apertura a lo diferente y una práctica de la tolerancia
La historia y el registro de la temporalidad
 La historia, también es el estudio del cambio de los individuos y las sociedades en el tiempo. Uno de los papeles delos historiadores es   indagar y comprende lo que 'había', lo que 'no hay aquí', lo que 'había entonces', lo que 'no hay ahora' pues  su objeto de estudio es el cambio de la vida social. Gracias al análisis  de procesos históricos, el es­tudio de la historia nos ha impuesto la carga de vivir conscientemente la brevedad de la existencia individual, la certidumbre de que nuestros ac­tos de hoy se apoyan en la experiencia del pasado y se prolongarán en el futuro, y la convicción de que formamos parte del gran flujo de la historia, de una corriente mayor por la que transitan las naciones, las civilizaciones y el conjunto de la especie humana.

La historia y el encuentro con lo irrepetible e imperecedero
Se considera de mayor importancia que la historia analice los hechos ocurridos en el pasado, y a considerarlos según sus propios valo­res, que son los valores del tiempo y el lu­gar donde esos hechos ocurrieron. Al pro­ceder con este criterio de autenticidad, el historiador le confiere a esas experiencias un significado propio y un valor dura­dero, dentro del desarrollo humano general. El hecho de que podamos examinar el pasado (al igual que el presente) desde distintos puntos de vista, no impide que algunas reconstrucciones puedan deformarlo o traicionarlo cuando el his­toriador no maneja con propiedad los datos disponibles o cuando se apo­ya en datos falsos.

¿ES la historia maestra de la vida?
Hegel menciona “lo que la experiencia y la historia nos enseñan es que los pueblos y los gobiernos nunca han apren­dido nada de la historia, y nunca han actuado según las doctrinas que de ella se podían haber extraído”. Constantemente estamos aprendiendo de los hechos histó­ricos.En nuestro tiempo Agnes Heller observó que los pueblos y los gobiernos «no son niños en absoluto, y para ellos no existe un maestro llamado his­toria que la «historia no nos enseña nada», puesto que «somos nosotros los que estamos, aprendiendo de ella, nos enseñamos a nosotros mismos. La historicidad, la historia, somos no­sotros. Somos nosotros los maestros y los discípulos en esta escuela que es nuestro planeta.

La historia como tribunal del pasado
Algunos autores analizaron que el estudio de la historia les proporcio­naba sustento para hacer juicios morales sobre el pasado. Una corriente se ha unido a otra, más antigua, que considera a la historia como una suerte de gran tribunal al que compete dictaminar el contenido moral de las acciones humanas. Estas ideas hicie­ron pensar en el historiador como si fuera una especie de juez, encargado de distribuir elogio o  conde­na. Lucien Febvre, por su parte, decía: “el historiador no es un juez”. La historia no es juzgar; es comprender y hacer comprender».

La historia como reconstrucción crítica del pasado
Otra función social que cumple la historia proviene de los hábitos estable­cidos por sus propios practicantes. La función de la historia no es producir conocimientos capaces de ser comprobados por los procedimientos de la ciencia experimental el historiador, al igual que el etnólogo o el sociólogo, sabe que no puede aislar herméticamente su ob­jeto de estudio, pues las acciones humanas están inextricablemente vincu­ladas con el conjunto social que las conforma. El historiador de nuestros días ha acep­tado que la objetividad es una relación interactiva entre la inquisición que hace el investigador y el objeto que estudia: “La validez de esta definición proviene de la persuasión más que de la prueba; pero sin prueba no hay relato histórico digno de ese nombre”.

Algunas reglas básicas del oficio de historiador
·         Ignorar a quienes quieren encerrar la historia en una rígida camisa de fuerza determinista
·         Rechazar los casille­ros académicos que han dividido la historia en campos, áreas, disciplinas y especialidades
·         Vincular la historia de la vida material, la historia social y la historia de los productos de la cultura con la historia política, con el análisis de las es­tructuras del poder, uno de los campos del conocimiento histórico.
·         Imponer, como norma benévola de comunicación, la claridad en el lenguaje y la expresión.
·         Reivindicar,  la función central de la historia en el análisis del desarrollo social.

“De ahí que Huizinga pensara que la mejor descripción que le conviene a la historia es la que la define como "la forma espiritual en la que una civilización  rinde cuentas de su pasado"».




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